Asignatura: Modelaje en cueros

Tras muchos días de llegar en absoluto estado inconsecuente a mi clase de siete -de ocho, y la peda me alcanzaba hasta para la clase de las nueve- me di por vencida y me cambié de carrera. De Ingeniebra a Periodista. Me salió igual, porque tanto la una como la otra (profesión) se reconocen por las cantidades de alcohol que se consumen. ¿Qué, no? No por nada a los reporteros que nomás se aparecen a las conferencias de prensa -con chupe- se les conoce como los mortales "Copteleitors".
La cosa es que (cuatro famosas palabras que pretenden abrir chabochamente el cuerpo de este texto) yo tenía talento para los números. Pero para el periodismo necesitaba más que la capacidad de escribir sujetoverbopredicado sin equivocarme.
Oh, oh. La temida clase de fotoperiodismo.
No, pos no.
Yo con mi cámara Mialegría y todos acá con sus Pentax, Nikon y Canon. Ahora entendí cómo se sintieron todos los Lics. cuando en nuestra primera clase de Estadística yo saqué mi T.I. y ellos sus calculadoras Kellog's.
Primer parcial, reprobada. Segundo parcial, reprobadísima. Yo ya no sabía abajo de qué piedra esconderme. Laputamadre, me decía cada vez que llevaba un rollo a revelar. Que si el encuadre, o la luz y que el movimiento de la foto. Cuál pinche movimiento, le decía al profesor, si no es película.
A un mes de tronar como ejote crudo -y por favor, pónganlo en la perspectiva de alguien que estudia en el Tec y tendría que pagar como veinte mil pesos para recursar- me agarré mis chonecitos y me le planté al profesor: Neta voy a reprobar y no puedo pagar para volver a tomar la materia. Él me miró despaciiiiiito despaciiiito y yo dije mta aquí pelaste chiquitita.
Pues mira- me dijo- yo tengo un amigo que busca una modelo. Seguro si lo ayudas, él te ayuda.
Quise preguntar si modelo en buen plan o modelo de esas AAA MODELOS MASAJISTAS Yenisei Servisio Exelente AAA pero mejor no pregunté nada, tomé el teléfono y me fui. Total, dije yo, si quiere algo más lo mando a chinconcuac.
La historia de una tarea podría tomar tintes escalofriantes si el chico en cuestión no sólo hubiera sido decente -como lo fue- sino paciente como santo. Todo pasó: modelé y aprendí fotografía, aunque haya sido del lado equivocado de la cámara.