La belleza y la 7ma. sinfonía

Mi teoría sobre Irreversible, es que Gaspar Noé quiso mostrar la destrucción terrible pero inevitable (irreversible) de la belleza y la pureza, el paraíso perdido. Sin embargo, el realizador elige hacerlo al revés, del final al principio, como un paseo que debió haber sido desde el cielo al infierno, pero que se nos plantea de manera inversa. Para mí, Noé hace eso en un intento de perpetuar ese momento inicial perfecto (paraíso) en la ficción, de revertir lo irreversible, ya que la realidad y el tiempo implacable acabarán con él. Pero el director sabe que esa ficción es un esfuerzo efímero, que jugar a "dios" sólo dura lo que el filme. (Ya sé que el tema de esta semana es música, no cine, pero voy a eso.)

El compositor Thomas Bangalter propone temas disonantes y difíciles para acompañar las crudas imágenes del filme, pero cuando llega al final y tiene que mostrar este paraíso primordial, elige extractos de la Séptima Sinfonía en La Mayor, Op. 92, de Beethoven. Recuerdo cuando vi por primera vez el filme, escuchar esa pieza musical --que me pone la piel chinita desde que tengo memoria-- en ese contexto, fue ver que en el filme significaba exactamente lo mismo que para mí: una representación profunda de la belleza. Sin embargo, Noé nos muestra que hasta eso muere. Primero nos entrega la música y el movimiento de la cámara que da la impresión de que la tierra se mueve en contra de las manecillas del reloj, para dejarnos con ruidos como de la cinta dentro de la máquina de proyección (¿será eso lo que suena?) y el tic tac terrible del reloj, luego el silencio y la frase lapidaria final: el tiempo lo destruye todo. Para mí, la respuesta al tiempo destructor se encuentra en la memoria y en esas cuerdas in crescendo de Beethoven.

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